estudio setenta y cuatro
Diseñado cuidadosamente por un arquitecto artesanal que usó madera de su propia granja familiar, este pequeño estudio nos ubica en una colina ideal para ver Wellington y el mar debajo. Una cómoda cama mira hacia la claraboya del techo, y más ventanas iluminan la sala de estar donde hay una estufa de leña. Pero la cubierta en expansión es donde obtienes las mejores vistas.
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